La barba postiza de la famosa máscara mortuoria dorada de Tutankamón, uno de los grandes tesoros del Antiguo Egipto y para muchos el objeto icónico por excelencia de la civilización faraónica, ha sido pegada a la barbilla con un pegamento industrial inapropiado tras desprenderse durante una sesión de limpieza.
Un desastre, ya que en el intento de arreglar el desaguisado, e intentar quitar el exceso de pegamento, también se rayó parte del rostro.
Vaya chapuzas
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